Resumen histórico
El Instituto Internacional de Historia Social (IISH) fue inaugurado oficialmente el 25 de noviembre de 1935, pero sus inicios se remontan a los años veinte. En 1914 Nicolaas W. Posthumus (1880-1960), uno de los pioneros de la historia económica moderna de los Países Bajos, había creado el Archivo de Historia Económica de los Países Bajos (NEHA), que fue la primera de una serie de instituciones académicas, que él ideó. El NEHA se concentraba en preservar archivos de empresas y organizaciones afines, además de recopilar otros datos relevantes para la historia económica. Puesto que Posthumus era un coleccionista con amplitud de miras, incluyó también documentos relativos a personas y organizaciones del movimiento obrero neerlandés.
Primeros años
A principios de los años treinta concurrieron dos hechos que hicieron deseable que se establecieran dos instituciones autónomas. Primero: debido a su rápido crecimiento, las colecciones sociohistóricas del NEHA requerían un tratamiento separado. Segundo: la situación política tanto en el centro como en el este de Europa estaba deteriorándose rápidamente. La subida al poder de Hitler y las tendencias en la Unión Soviética amenazaban a gente de todas las convicciones dentro del movimiento obrero, así como sus escritos. Posthumus estaba decidido a salvar sus documentos ya que estaba convencido de que si caían en ciertas manos serían destruidos o, en el mejor de los casos, durante muchos años ya no estarían a disposición de los investigadores independientes.
Posthumus quería crear un instituto académico neutral e independiente y tuvo la fortuna de conocer a Nehemia de Lieme, director de 'De Centrale', una empresa de seguros que tenía estrechos lazos con el movimiento demócrata social. Los estatutos de la empresa estipulaban que parte de sus beneficios debían ser donados a proyectos culturales del movimiento obrero. De Lieme quedó convencido de la importancia de la iniciativa de Posthumus, de modo que 'De Centrale' apoyó al Instituto de manera extraordinaria en los años anteriores a 1940.
Entre 1935 y 1940 el Instituto se concentró en salvar documentos de toda Europa. La colección más importante que se adquirió en este periodo fue el legado archivístico de Marx y Engels. La primera bibliotecaria del Instituto, Annie Adama van Scheltema-Kleefstra, una mujer extremadamente activa, llegó incluso a sacar clandestinamente de Austria los manuscritos de Bakunin - que forman parte de la famosa colección de Nettlau - cuando los nazis estaban a punto de entrar en Viena. También llegaron a Ámsterdam las bibliotecas y archivos de mencheviques y revolucionarios sociales que habían huido de Rusia.
La lista de las adquisiciones más importantes es demasiado larga para poder incluirla aquí, pero no debemos dejar de mencionar los documentos de la CNT y la FAI que fueron llevados a lugar seguro a través de los Pirineos en 1939, pocas semanas antes de que Franco tomara las últimas zonas republicanas del norte de España. En noviembre de 1936 quedó patente cuan grave era el riesgo que corrían los archivos que el Instituto intentaba recopilar, pues documentos pertenecientes a Trotsky fueron robados de su sucursal de Paris, probablemente por agentes del servicio secreto de Stalin.
La previdencia de Posthumus le había llevado a abrir una sucursal del IISH en Gran Bretaña. Los archivos más valiosos fueron puestos a salvo allí cuando, después del Pacto de Munich, la Dirección del Instituto estaba convencida de que la amenaza de guerra no se detendría en las fronteras de la neutral Holanda. Los temores de Posthumus se confirmaron a los pocos días de ser ocupado el país por las tropas alemanas en mayo de 1940, cuando un grupo de agentes nazis se presentó a la puerta del Instituto. El 15 de julio el IISH fue cerrado por orden del Sicherheitsdienst (Servicio de Seguridad nazi). Se despidió a plantilla del Instituto fue despedida y el Einsatzstab Rosenberg (grupo nazi especializado en la obtención ilegal de documentos y obras de arte) ocupó los locales.
Guerra y recuperación
A pesar de haber conseguido poner a salvo muchos documentos, quedaban aún unos 300.000 títulos sólo en la biblioteca. También permanecían todavía en el Instituto una serie de importantísimos documentos holandeses, incluyendo muchos del SDAP (Partido Laboral Demócrata-Social). La burocracia alemana estaba dividida en cuanto a qué destino dar a la colección. Una parte fue enviándose poco a poco a Alemania para diversos fines. En septiembre de 1944 lo que quedaba de la colección fue retirado y transportado hacia el este a bordo de 12 chalanas del Rhin.
La mayor parte de la colección no se encontró hasta 1946, cerca de Hannover, en la zona británica de Alemania. Gracias a los esfuerzos del 'Offenbach Archival Depot' (Archivo de Offenbach), perteneciente al ejercito de EEUU, se devolvieron otros documentos. Los escritos ubicados en la zona soviética de Europa fueron restituidos, si lo fueron, con menos celeridad. Los documentos del SDAP se retornaron desde Polonia en 1956-57.
En 1991, tras el golpe de Estado fallido en Moscú, se descubrió que durante años se habían conservado otros documentos en un archivo secreto de la capital soviética. A pesar de todo, y en general, las pérdidas durante la guerra fueron sorprendentemente limitadas.
Habría de transcurrir un decenio antes de que el Instituto volviera a la normalidad. Cuando se evaluaron los daños después del 5 de mayo de 1945, se constató que absolutamente todo había sido sustraído. No había ni catálogo, ni muebles ni armarios para los archivos. Durante los años 50 el IISH trabajó por recuperar el orden en el archivo y la biblioteca. La situación económica era preocupante dado que 'De Centrale' ya no podía apoyar el trabajo del Instituto en la misma medida que antes de la guerra. El Instituto comenzó a recuperarse paulatinamente con ayuda de la Universidad de Ámsterdam y de La Ciudad de Ámsterdam así como gracias a fondos recibidos del Fondo Wiedergutumachung (Fondo de Reparación) y la Fundación Ford.
En los años sesenta y setenta el Instituto se benefició del creciente interés por la historia de las ideas y de los movimientos sociales. Reanudó su antigua tarea de conservar archivos y bibliotecas de organizaciones y pueblos perseguidos. Así, en los años setenta, Ámsterdam se convirtió en el hogar de documentos de América Latina. Igualmente, al final de los ochenta se tomaron medidas para dar refugio a los documentos de partidos, sindicatos e individuos turcos.
Desde 1979 el Instituto trabaja dentro del marco de la Academia Real Neerlandesa de Artes y Ciencias.